Las ciudades invisibles de Italo Calvino son bloques narrativos
independientes basados en las conversaciones de Marco Polo haciendo de emisor y
el emperador Kublai Khan como receptor.
Se hace una descripción de cinco ciudades con nombre de mujer,
cada una distinta entre sí: la ciudad y los muertos, el deseo, el cielo, los
intercambios, el nombre, los símbolos, la memoria… así hasta nueve veces.
En Las ciudades invisibles hay un juego matemático La numeración desordenada de algunos capítulos
demuestra que no hay ninguna cronología a seguir, que la narración está
suspendida en la ucronía. Tanto vale empezar por el principio como por el final
o por el centro, en un juego de libertad enunciativa. No hay trama argumental
que vincule a los personajes aparte de un pretexto para la conversación eterna.
Para Calvino en la obra, Marco Polo y Kublai Khan sólo existen en su discurso,
al igual que las ciudades que son descritas.
No hay ninguna referencia a la temporalidad, si bien solo hay
una, esta es dada por la evocación del espacio finito de las ciudades. Cada
ciudad desarrolla dentro de la temática del autor un motivo (significado,
existencia, trascendencia…). Se puede decir que cada ciudad es independiente
La angustia existencial se plasma magistralmente en ciudades
como Ottavia, colgada de
una red suspendida sobre un precipicio, o Adelma, en cuyos
habitantes el viajero reconoce los rostros de sus muertos. Despina es
la ciudad que representa el deseo para quien se acerca a ella, pero de forma
distinta según se haga desde el mar o desde el desierto, pues hace que se desee
lo contrario de lo que se tiene.
Para el autor, las ciudades sirven como una metáfora para la interpretación
humana. Son un reflejo de los hombres que las construyen y habitan en ellas. Todo
ello se puede ver en sus sistemas sociales, ideológicos, arquitectónicos…. De
ahí la tesis de Calvino de que todas las ciudades, las existidas y por existir,
se pueden imaginar una vez que se conoce sus reglas primordiales. El tiempo
pierde así su primacía y se desvanece completamente en el espacio de la
conciencia. Las ciudades imaginarias son el lugar de la experiencia simbólica,
comparten el vínculo con el absoluto de la poesía.
Al ser este un viaje imaginario el autor se permite las figuras
estilísticas que lo llevan a definir su obra como “un último poema de amor a
las ciudades”. Hay toda una retórica de la acumulación y la hipérbole que busca
la efectividad de la imagen poética. De este modo Calvino evita justificaciones
antropológicas, mostrando su obra como un juego fantástico. Pero también
subraya el pesimismo latente de su obra: las ciudades invisibles son patrimonio
de la imaginación y por lo tanto, pese a su sublimidad, fútiles.
En estas diferentes ciudades inexistentes pero bastante imaginativas, se plasman variedad de sentimientos ya comentados en el texto como la angustia en la ciudad de Ottavia o Adelma o el deseo de lo que no se tiene como es el caso de Despina. En resumen esta obra intenta reflejar algo más que los meros sentimientos,la forma de pensar, las acciones de los propios arquitectos, que están referidas a los mismos hombres y la demostración de los grandes alcances de la imaginación y experiencia, que permiten la creación de estructuras (estas ciudades) en las que no importe el tiempo o el espacio.
ResponderEliminarEsta obra se puede describir como un viaje imaginativo y poético pero combinado en ocasiones con sentimientos de pesimismo.